Ilustración: Leo Camus

“Soy mi propio jefe” Mapeando los costos laborales del gran negocio de las app

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A algunos trabajadores de app les gusta ser sus propios jefes. Pero los datos de esta columna muestran que su trabajo es también incierto, precario y desprotegido. Esta investigación reúne los datos más recientes y completos sobre el mercado de los trabajadores de app y destaca todo lo que aún no sabemos del sector. Por ejemplo, cuánta gente labora en estas plataformas, qué características tienen y hasta qué punto constituyen la fuente de ingreso principal o secundaria creciente de muchas personas.


En mayo de 2020 comenzó a discutirse una legislación para regular la situación laboral de quienes trabajan en aplicaciones como UBER, Corner Shop y otras plataformas para la entrega de productos y servicios.

Esta semana, tras más de un año de tramitación, se informó que la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados aceleraría la discusión con el objetivo de tener una ley antes de que asuma el nuevo gobierno de Gabriel Boric. Generar una norma que se haga cargo de las características y necesidades de quienes hoy realizan este tipo de trabajo -precario, diverso, mal pagado, pero también valorado por muchos- es particularmente complejo, sobre todo en un país que carece de evidencia sobre sus principales características. Pero esa complejidad no debiera ser impedimento para avanzar hacia una regulación de una actividad que hoy vive en el peor de los mundos posibles para quienes la realizan: sin protección, sin seguridad y sin garantía de derechos.

En esta columna presentaré los resultados de la sistematización más completa y reciente que se ha realizado sobre la situación de este colectivo de personas en Chile. Se trata de la investigación ‘Trabajo en plataformas en Chile y desafíos para el trabajo decente: situación actual y lineamientos para diseñar políticas públicas dirigidas al sector’: un estudio encargado y financiado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En la columna analizaré cinco elementos que debieran considerarse si lo que se busca es hacerse cargo de una realidad laboral compleja y creciente para grupos diversos. El citado estudio no contempló la recolección de datos directos de las empresas del rubro, aunque sí incluyó opiniones de sus representantes en el marco de entrevistas y un taller de discusión con especialistas.

UN NUEVO SECTOR PRECARIO

Un primer resultado clave es la constatación de que no sabemos cuántos son.

El trabajo en plataformas es una realidad que se expande en el mercado laboral de Chile. La transformación digital permite a las empresas intermediar de manera virtual con los clientes. A los consumidores finales les facilita el acceso expedito a bienes y servicios sin necesidad de solicitarlos personalmente. La pandemia del COVID-19 aceleró y profundizó la expansión del sector. Sabiendo esto, es preocupante que no haya cifras oficiales que permitan conocer las ganancias de las empresas y el número exacto de personas que trabajan para ellas, aspecto relevado por un reciente informe publicado por la OIT. La información disponible proviene de encuestas realizadas con muestras no probabilísticas en que no hay un marco muestral (por ejemplo, estudios de Data Lab y Asenjo&Coddou, citados en recuadro metodológico). Un dato elocuente es que las estimaciones fluctúan entre 170.000 y 600.000 personas trabajando en el rubro.

Segundo, pese a lo anterior, hay evidencia sobre algunas de sus características sociales claves. Las brechas de género, la multiculturalidad y la diversidad de niveles de formación son realidades que se pueden constatar con sólo conversar con el/la chofer o repartidor/a que llega a tu punto de espera a cumplir con el servicio solicitado.

  • Género: aunque la mayoría de los trabajadores de plataformas claramente son hombres (especialmente entre los conductores más que en los repartidores), el porcentaje de mujeres ha tendido a aumentar ante la crisis económica, dado que ellas han sido las más afectadas en términos relativos por la pérdida de empleos durante la pandemia. Es altamente probable que las brechas de género del mercado laboral formal se profundicen en estos segmentos de trabajo precario y desprotegido.
  • País de origen: También hay que tener presente la gran cantidad de inmigrantes que prestan servicios por medio de las plataformas digitales (cerca o más del 50% dependiendo del tipo de servicio y la aplicación). La motivación principal de las personas extranjeras para ingresar a Chile es laboral. Ellas buscan oportunidades de obtener mejores ingresos que en sus países de origen, pero muchas veces acceden a puestos más desprotegidos, menos estables y con menores ingresos que los chilenos.
  • Nivel de calificación: La elevada presencia relativa de personas con estudios superiores entre los trabajadores de plataformas (sobre todo entre los conductores, donde hay datos que estiman más de un 50% con estudios superiores) muestra que la vulnerabilidad también afecta a las personas de estratos socioeconómicos medios que tienen acceso a un mayor capital cultural. Para ponderar el porcentaje antes citado, en la fuerza laboral total de Chile cerca del 25% cuenta con estudios superiores. El mundo de quienes trabajan en las plataformas se caracteriza por una gran heterogeneidad sociodemográfica interna que hay que tener en cuenta al diseñar marcos normativos y de políticas dirigidos a las personas que trabajan en el sector.

Tercero, los trabajadores de plataformas requieren de protección y garantía de derechos.

Hoy en día, el trabajo de plataformas es una actividad desregulada y desprotegida laboralmente. Por ello, es urgente crear mecanismos de protección de derechos, que regulen la extensión de las horas de trabajo, la cobertura de salud y seguridad social, la protección de los ingresos, el acceso a posibilidades de formación, desarrollo y actualización de competencias, y la garantía del ejercicio de derechos colectivos fundamentales. Análisis internacionales de la OIT y la CEPAL muestran que distintos países han afrontado el desafío de la protección laboral de distintas maneras, aunque todos coinciden en que es necesario establecer normas para ello. Estos informes muestran que algunos han privilegiado el camino legislativo y otros la vía judicial. El principio de la primacía de los hechos es vital a fin de preservar la capacidad de los trabajadores para reclamar derechos laborales, reconociendo al mismo tiempo la flexibilidad propia del sector. En Francia se proporcionó a los trabajadores autónomos de plataformas determinadas protecciones específicas. En Italia se amplió la protección laboral y social existente a todos los trabajadores cuyo trabajo esté organizado por plataformas, aunque no sean propiamente “empleados” de éstas. En Colombia, se está formulando una categoría intermedia entre empleo y autoempleo que se aplica de forma específica a los trabajadores de plataformas. En algunos países escandinavos se negociaron convenios colectivos entre las empresas y organizaciones de trabajadores de plataformas, mientras que en el estado de California (Estados Unidos) esto sucedió en virtud de la jurisprudencia creada mediante litigios. En los países América Latina, dada la ausencia de una respuesta legal clara, muchas veces han sido los tribunales quienes van definiendo si se aplican las reglas propias de los trabajadores asalariados o por cuenta propia.

En cualquier caso, hay consenso en que el reconocimiento del vínculo laboral cumple el doble propósito de proteger a los trabajadores y de beneficiar a la sociedad en general.

Cuarto, la experiencia subjetiva de trabajar en plataformas impacta en la autoimagen e identidad de las personas.

El estudio revela que las formas de vivir, convivir e identificarse socialmente como trabajadores o prestadores de servicios fluctúan entre dos polos. Por un lado, hay una valoración positiva de la libertad y la autonomía que este tipo de actividades otorgan. Muchos trabajadores de plataformas valoran la posibilidad de “ser su propio jefe”, “administrar de forma autónoma su jornada laboral” u “obtener ingresos”, a veces complementarios y otras veces (cada vez más) fuente principal de sustento”. Romina, estudiante recién egresada de un instituto profesional, empezó a trabajar como repartidora ante la falta de oportunidades de empleo debido a la pandemia. Aunque esta actividad, que ella vive como transitoria, implica esfuerzo, ella valora la “libertad de escoger cómo, cuándo, a dónde y con quién”. Pero, por otro lado, la incertidumbre, el temor y la sensación de desamparo frente al futuro son también emociones vividas de manera cotidiana. Gabriel, profesor jubilado y actualmente chofer de una aplicación, dice que “para obtener buenos ingresos debes trabajar una jornada muy larga y aunque generas ingresos, también deterioras tu calidad de vida familiar”. De hecho, uno de los atributos más negativos mencionados en la investigación fueron la excesiva cantidad de horas de trabajo que dedicaban a la plataforma y la inseguridad física por la exposición a accidentes y acciones de delincuencia callejera, sin que las empresas dueñas de las plataformas ofrezcan condiciones de protección legal adecuada.


Diagrama 1

Chile: respuestas brindadas en un grupo de discusión cualitativa a la pregunta sobre con qué adjetivos positivos los participantes calificarían la experiencia de trabajar como repartidor o conductor de plataformas digitales, 2021

Fuente: Elaboración propia sobre la base del taller con trabajadores de plataformas digitales realizado el 16 de julio de 2021. Los participantes podían señalar tres adjetivos como máximo.

Diagrama 2

Chile: respuestas brindadas en un grupo de discusión cualitativa a la pregunta sobre con qué adjetivos negativos los participantes calificarían la experiencia de trabajar como repartidor o conductor de plataformas digitales, 2021

Fuente: Elaboración propia sobre la base del taller con trabajadores de plataformas digitales realizado el 16 de julio de 2021. Los participantes podían señalar tres adjetivos como máximo.

La calidad de prestadores de servicios semiindependientes efectivamente produce la sensación de libertad y autonomía en el trabajo, pero también de desprotección y vulnerabilidad frente a los riesgos. El hecho de que los ingresos que se pueden obtener sean directamente proporcionales al tiempo que se invierte hace que, por un lado, las plataformas sean una opción interesante en períodos de inactividad o pérdida de empleo, pero que, por el otro, haya un incentivo para que las jornadas se extiendan mucho más allá del máximo legal permitido en el caso de los empleos formales. Según estudio de Data Lab (no publicado, citado en recuadro metodológico) realizado en Chile, las personas que trabajaban como choferes de una plataforma más de 45 horas semanales obtenían un ingreso promedio mensual de 1.073 dólares ($886.776 al valor del dólar actual[1]), mientras que quienes trabajaban menos de 10 horas semanales percibían 463 dólares en promedio.  En el caso de los repartidores, en tanto, los montos mensuales promedio respectivos eran de 715 y 178 dólares ($590.909 y $ 147.107). A la fecha en que se realizó esta encuesta, el sueldo mínimo legal en Chile era 387 dólares ($319.834), el salario medio, 1.190 dólares ($983.471) y la línea de pobreza por persona se estimaba en 217 dólares ($179.338). Esto implica que el trabajo en plataformas permitía obtener un nivel de ingresos suficiente para satisfacer las necesidades básicas de una persona, pero inferior al promedio que se podía percibir en el mercado laboral formal. En el caso de los repartidores de tiempo parcial los ingresos no permitían superar la línea de pobreza (aunque sí en el caso de las jornadas más extensas).

Estas ambivalencias se acentúan en el caso de las personas socialmente más vulnerables y, en el contexto de la pandemia, de todas las personas que han perdido su empleo debido a las medidas de protección adoptadas ante la contingencia sanitaria. En la medida que no haya un marco regulatorio claro que proteja a quienes trabajan en plataformas, las reglas actuales de funcionamiento del sector tienden a profundizar las brechas de desigualdad preexistentes.

Quinto, la noción de relaciones laborales se ha redefinido.

Pese a las condiciones de trabajo que se acaban de mencionar, desde un punto de vista subjetivo, las personas encuestadas no siempre manifiestan inquietudes colectivas como las que históricamente han dado lugar a la organización y lucha sindical. Se confirma así que hay un cambio importante en la noción de empleador y trabajador, lo que también repercute en el tipo de relaciones laborales que se pueden configurar. La experiencia internacional muestra que el contar con agrupaciones de trabajadores de plataformas es un factor que facilita el mejoramiento de las condiciones de protección de derechos y seguridad social. En Chile de hecho ya se han ido creando asociaciones de este tipo, pese a que legalmente no tienen el status de sindicatos. Por ello, las propuestas de reconocimiento en el marco del debate legislativo chileno, del derecho a la sindicalización de quienes trabajan en el sector (ya sea en calidad de dependientes o independientes), son un claro avance.

Hoy en día en Chile se está repensando colectivamente el pacto social del país, en el marco del proceso de elaboración democrática de una nueva constitución. Ello representa una ventana de oportunidad para avanzar, a nivel constitucional, hacia el establecimiento del trabajo decente como norma general de las actividades laborales. Como correlato de eso debería haber marcos normativos específicos alineados con esa mirada, marcos que se deberían reflejar en una ley que en última instancia permitiera regular el trabajo en plataformas que se desempeña en el país.


RECUADRO METODOLÓGICO

Para desarrollar esta investigación, en primer lugar, se realizó un exhaustivo metaanálisis. Ello, con el fin de sistematizar los resultados de los principales estudios recientes realizados por organismos internacionales, servicios públicos, empresas privadas y entidades académicas sobre el tema, varios de ellos inéditos y citados por primera vez. Los estudios e informes revisados fueron:

-International Labour Office. (2018). Digital labour platforms and the future of work: Towards decent work in the online world. Ginebra.

-BID. Azuara, O., González, S., & Keller, L. (2019). ¿Quiénes son los conductores que utilizan las plataformas de transporte en América Latina? Perfil de los conductores de Uber en Brasil, Chile, Colombia y México.

-Data Lab. Investigación y consultoría laboral. (2019). Las nuevas realidades del mercado laboral: plataformas digitales. Estudio acerca de la caracterización, impactos y buenas prácticas de gestión de las nuevas realidades del mercado laboral: plataformas digitales. Santiago de Chile.

-Comisión Nacional de Productividad (2019). Tecnologías disruptivas: regulación de plataformas digitales, hallazgos.

-Maza, A. y O. Aguilar (2019), Trabajando sobre ruedas entre las plataformas digitales y la ciudad. Una exploración cualitativa a la labor de reparto en aplicaciones móviles.

-SERNAC (2020). Informe Plataformas de Despacho con Entrega Inmediata.

-MINTRAB (2020). Informe Mesa Técnica: Plataformas digitales de servicios.

-Asenjo, Antonia; Coddou, Alberto. (2021). Economía de plataformas y transformaciones en el mundo del trabajo: el caso de los repartidores en Santiago de Chile, Informes Técnicos OIT Cono Sur, N°17 (Santiago, OIT).

-Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)/Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2021), “Trabajo decente para los trabajadores de plataformas en América Latina”, Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, Nº 24 (LC/TS.2021/71), Santiago.

-Fairwork. (2021). Fairwork Chile Puntuaciones 2021: Estándares laborales en la economía de plataformas. Santiago, Chile; Oxford, United Kingdom.

-Jirón, P.; Ulriksen, C.; Margarit, D. y Imilan, W. (2021) Trabajadores móviles digitales en Chile. Serie Condiciones del empleo en Chile en contexto de crisis sanitaria. Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, Santiago.

-CentroUC (2021). Bravo, D. y Castillo, E. Estudio Longitudinal Empleo-Covid19: Datos de empleo en tiempo real. Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales Seminario y Conferencia de Prensa, 14 de junio.

Luego, para ir más allá de las cifras, se indagó directamente en las opiniones, percepciones, experiencias y relatos cualitativos de un grupo de trabajadoras y trabajadores del delivery y del transporte de pasajeros.

En tercer lugar, se realizó un taller de análisis y discusión con 30 especialistas, convocados a un inédito espacio de debate amplio entre expertos del ámbito gubernamental, parlamentario, académico, sindical y empresarial. Abogados, sociólogos, economistas, ingenieros y urbanistas conversaron desde diversas miradas sobre los desafíos laborales del sector. Por último, a la luz de estos antecedentes, se analizaron las propuestas de regulación laboral que se han presentado desde el 2019 a la fecha en el parlamento. También se establecieron los lineamientos que un nuevo marco legal debiera considerar para garantizar condiciones de trabajo digno.


NOTAS Y REFERENCIAS

[1] El estudio se realizó en octubre-noviembre del 2019.

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