Municipales 2024/Opinión

Sichel confunde datos de delito en Ñuñoa

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La deliberación basada en evidencia puede contrarrestar la polarización ideológica. Pero para que la evidencia sirva, tiene que ser usada correctamente y el candidato Sebastián Sichel no lo hace, propone el académico y vecino de Ñuñoa, Vicente Espinoza.


La conversación razonada es un ideal al cual aspira el debate democrático, y que constituye el mejor antídoto contra la polarización ideológica. Poco se avanza cuando las discusiones sobre asuntos públicos se basan casi exclusivamente en opiniones que malamente ocultan prejuicios y creencias que se presentan como artículos de fe. Cuando eso ocurre el ejercicio político termina minando la confianza de los ciudadanos en las instituciones y en la capacidad de los actores políticos para lograr acuerdos. Por eso resulta encomiable que el candidato a la alcaldía de Ñuñoa, Sebastián Sichel, hable de la criminalidad en esa comuna usando datos oficiales. Junto con lo anterior, corresponde comentar la forma en que se presenta esa evidencia, porque ello es lo que permite avanzar en la conversación y orientar las decisiones en beneficio de los vecinos.

En la edición de Mesa Central del 12 mayo 2024, Sebastián Sichel afirmó que en Ñuñoa los “delitos violentos” aumentaron de 5.000 a 7.000 en tres años. Los datos que cita provienen del Centro de Estudio y Análisis del Delito, sin embargo, la categoría «delitos violentos» no existe en estos datos. A lo que parece haberse referido es a los “delitos de mayor connotación social” que entre 2021 y 2023 aumentaron de 5.037 casos a 7.580. El problema de esa confusión es que no todos los delitos de “connotación social” son violentos. Por ejemplo, en 2023, dentro de esa categoría se registraron 1.881 hurtos (un 24,8%) que, por definición, no son violentos. Sichel tampoco distinguió si hablaba de violencia contra las personas o contra cosas: por ejemplo, el robo de objetos desde un vehículo representa 19,1% de los delitos de mayor connotación social en Ñuñoa durante 2023.

Comparado con el resto de las comunas en la Región Metropolitana el número de delitos de alta connotación social en Ñuñoa durante 2023, que en sí mismo es motivo de preocupación, no se encuentra entre los más altos, pues las mayores cifras corresponden a Santiago (29.794), Maipú (11.497), Providencia (11.340), La Florida (10.916) y Estación Central (10.520). El número de delitos que ocurren en una comuna depende de muchos factores y es una simplificación inconducente afirmar que el signo político de la administración sea determinante. De hecho, entre las cinco comunas con mayor número de delitos en 2023 se encuentran dos oficialistas, dos de oposición y una independiente.


Si fuera por manipular los datos para presentarlos mañosamente, podría decirse que la actual alcaldesa Ríos redujo en 1.154 el número de delitos comparado con el Alcalde Zahri. Pero sería abusivo porque otro tanto puede decirse también para Providencia, Santiago, Maipú, Las Condes, La Florida, entre otras comunas donde disminuyeron los delitos.


Los datos que presentan evolución en el tiempo deben lidiar con una decisión clave: el punto de comparación. Sichel eligió 2021. En los datos de crímenes cometidos en la Región Metropolitana, 2021 es un año especial pues, desde el inicio de la serie en 2005, marca el punto más bajo en el número de delitos registrados, situación seguramente asociada con la vigencia del confinamiento sanitario. Terminado el confinamiento, los delitos se incrementaron cerca de 50% en toda la Región Metropolitana y Ñuñoa, con 50,4%, no fue la excepción. La única reducción se encuentra en la comuna de San Pedro, donde se registraron 32 delitos menos que en 2021. En la provincia de Santiago, las comunas donde más crecieron los delitos fueron Estación Central (5.223) donde prácticamente se duplicaron, Santiago (11.703, con 69% de crecimiento), Maipú (4.107, con 55,6% de crecimiento), Providencia (3.995, con 54,5% de crecimiento), La Florida (3.762, con 52,6% de crecimiento), y Puente Alto (4.047 con 48% de crecimiento). El crecimiento de los delitos en el periodo elegido por Sichel, tampoco tiene que ver con el signo político de la administración, porque ocurrió en toda la Región Metropolitana.

Podemos elegir otro punto de comparación en el tiempo, por ejemplo 2018, que corresponde a un año antes del estallido social y dos antes de la pandemia; también es un año en que las comunas se encontraban, en buena parte de los casos, bajo una administración diferente. Al comparar 2023 con 2018 se puede observar que en 26 de las 32 comunas de la provincia de Santiago hoy hay menos delitos, exactamente 18.528 delitos menos. Los delitos de alta connotación social disminuyeron notoriamente en prácticamente todas las comunas, lo que nuevamente apunta a un cambio que no puede ser achacado a la administración municipal. Si fuera por manipular los datos para presentarlos mañosamente, podría decirse que la actual alcaldesa Ríos redujo en 1.154 el número de delitos comparado con el Alcalde Zahri, o 1.789 menos respecto de 2014 bajo el alcalde Sabat. Pero sería abusivo porque otro tanto puede decirse también para Providencia, Santiago, Maipú, Las Condes, La Florida, entre otras comunas donde disminuyeron los delitos, aunque no para Estación Central, donde hoy se observan más delitos que en 2018. En el caso de Nuñoa, el examen de cinco delitos violentos entre 2018 y 2023 muestra un panorama distinto al que quiere expresar el candidato Sichel.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Centro de Estudio y Análisis del Delito

En el periodo, los delitos que conllevan violencia hacia las personas pasan de 2.006 en 2018 a 1.771 en 2023, con la baja ya indicada en 2020 y 2021, años de confinamiento sanitario. De ellos, la mayor parte corresponden a robo con violencia o intimidación, con cifras similares en 2018 y 2023. Los homicidios disminuyen notoriamente, mientras que se aprecia un incremento en los delitos sexuales (violaciones y abusos sexuales). El panorama de los delitos violentos debe preocupar, especialmente el incremento de los delitos sexuales, usualmente asociados con violencia de género. Ello no reduce la importancia o gravedad de otros delitos, pero permite ser más precisos en su magnitud y características, frente a declaraciones bombásticas que no ayudan a tomar decisiones.

En fin, Sichel presenta un dato con el que busca marcar el tono de su campaña a la alcaldía de Ñuñoa, enganchando con el temor de la población a la criminalidad y presentándose como un candidato que habla con fundamento. Bien por iniciar una conversación y discusión basada en evidencia. Ahora, el análisis superficial de los datos puede llevar a conclusiones engañosas, como ocurre en este caso.

El requisito clave de un indicador social consiste en contar con una adecuada definición de la situación a medir para que el concepto o imagen mental de esa situación refleje de manera adecuada la realidad. Ello no se cumple en este caso, donde se usa la evidencia disponible de una forma que no ayuda a aclarar el problema. En lugar de referirse a «delitos de mayor connotación social», que es a lo que corresponden los datos, el candidato prefirió decir «delitos violentos». Cierto, algunos delitos de mayor connotación son violentos, pero no todos ellos, por lo que la generalización es incorrecta. El propio candidato deberá aclarar por qué usó una categoría que no corresponde a los datos que presenta y que tiende a confundir la conversación. Por ahora solo cabe hacerlo notar.

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