El futuro de la Nueva Constitución se juega en la sobremesa

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El estallido cambió las formas y contenidos de la conversación política en los hogares chilenos y durante algunos meses jóvenes y adultos estuvieron de acuerdo en implementar cambios, principalmente porque los primeros empujaban a los segundos. Hoy, son los jóvenes los que siguen entusiasmados y politizados, mientras los mayores de 45 sienten profunda distancia con el proceso constituyente y el borrador de Nueva Constitución, muestra esta columna que analiza la conversación familiar a partir de los datos recogidos en el proyecto Plataforma Telar (IMFD).


“A cada rato mi hijo nos mete el tema político… en los asados, las comidas… donde sea. Antes nunca hablábamos de política… ahora a veces es más que el fútbol… ” (CCP, 02). Esta frase,  que fue recogida en un proceso de entrevistas semi-estructuradas de Plataforma Telar (IMFD), muestra la reconfiguración del diálogo político de las familias chilenas luego del estallido social y la crisis sanitaria.

Estas entrevistas revelan que los acontecimientos sucedidos en el país desde 2019, gatillaron (o aceleraron) cambios profundos en las dinámicas de conversación de los hogares, particularmente por el rol que jugaron las generaciones jóvenes en la reactivación de la conversación política familiar en Chile.

Lo interesante de esta reactivación, sin embargo, es que la forma y contenido de la conversación se alejó de los cánones tradicionales. Más bien, se articuló sobre nuevas visiones y conceptos ajenos al lenguaje tradicional de los mayores. Temas como el ecologismo o el feminismo (por señalar algunos), se instalaron en la sobremesa de familias de todos los estratos socieconómicos. También se instalaron las críticas juveniles sobre las falencias del sistema político, económico y social.

En muchos sentidos, las sucesivas elecciones que se han desarrollado desde el estallido social, son muestra del despertar del activismo juvenil. En este despertar los jóvenes no solo fueron grupos de movilización electoral, sino que también fueron agentes capaces de educar y emplazar a los más adultos sobre los temas políticos. Este fenómeno de socialización del hijo/a al padre/madre, le llamamos socialización familiar inversa (SFI) y podría ser clave en las estrategias desplegadas para el plebiscito de salida de la nueva constitución.

¿QUÉ ES LA SOCIALIZACIÓN FAMILIAR INVERSA?

La SFI es un tipo de socialización política que coloca a los/as integrantes más jóvenes del grupo familiar, en una posición de influencia política sobre los grupos adultos de ese mismo núcleo filial. Es inversa pues quiebra el esquema de formación política unidireccional que se expresaba desde los padres/madres hacia los hijos/as.

En efecto, las primeras investigaciones sobre socialización política en los años setenta mostraban a la familia como la principal línea de formación de los valores políticos alimentada por una “transmisión directa de los padres a los hijos” (Downse & Hughes, 1971). Para esta literatura, la transmisión de la jerarquía familiar era determinante para inducir y justificar la dominancia familiar a los contenidos de las creencias y conductas políticas. En el mismo sentido, se mostraba a la socialización familiar como una referencia para adecuar el pensamiento político de los hijos a las concepciones de los padres, sea en temas de economía, de derechos civiles y cualquier otro tópico relevante para discusión cívica. En otras palabras, la familia y la enseñanza de los mayores era la “principal matriz de la maduración individual en política” (Connell, 1972).

Sin embargo, a partir de 1995 se produce una respuesta contundente a los trabajos tradicionales, pues las investigaciones lograron demostrar que el aprendizaje político no sólo respondía a un aprendizaje familiar-jerárquico, sino más bien a las resistencias de grupos jóvenes que desafiaban los cánones preestablecidos y quebraban esquemas de la transmisión política (Hepburn & Chapman, 2000). Sobre esta actitud desafiante, las etapas de juventud tenían el poder, en palabras de McDevitt y Chaffe (2002), “de transformar los patrones de comunicación política en las familias” hacia objetivos menos tradicionales. Los mismos autores documentaron este proceso como “trickle-up influence” para constatar una inversión del rol unidireccional de la discusión de hijos a padres a otro con un cariz bidireccional. En esta misma línea de pensamiento, recientemente se han trabajado los efectos del “trickle-up influence” en temas como la formación de preferencias (Linimon, A., & Joslyn, M. 2002) o la participación política (Dahlgaard, 2018). En esto último, algunas investigaciones con diseños de regresión discontinua en Dinamarca, demuestran que la probabilidad de la participación electoral de los padres aumenta de forma significativa cuando sus hijos/as también acuden a las urnas a manifestar sus preferencias electorales (Dahlgaard, 2018).

La llegada de las redes sociales también ha generado una línea interesante en el área de las comunicaciones. En este sentido, desde 2012 la investigadora chilena Teresa Correa[1] desarrolló trabajos sobre lo que ella denomina “transmisión tecnológica desde abajo” (bottom-up technology transmission). Este concepto tiene relación con la influencia de los jóvenes sobre los adultos en la utilización de la tecnología y los quiebres de autoridad tradicional en su enseñanza dentro de las estructuras familiares. Particularmente sugiere que los jóvenes buscan hacer conscientes a los mayores sobre la necesidad de las tecnologías en el intercambio social, usando estrategias de enseñanza para la adaptación de los mayores dentro de su grupo familiar.

Obviamente, esta adaptación de los mayores ha sido fuertemente impulsada por las redes sociales y redes de mensajería como Facebook y Whatsapp. Sin embargo, a los efectos positivos de conectividad de las personas mayores, se agrega una externalidad negativa que es la transmisión de contaminación informativa. En una investigación de un grupo de expertos/as sobre redes sociales en 46 países se comprobó que los mayores eran más susceptibles a transmitir desinformación e información polarizada. Esta misma investigación muestra a las personas mayores de 55 como vectores principales de la contaminación informativa. 

Parte de estos fenómenos se logran observar en la consulta sobre socialización política contestada por los paneles territoriales de Plataforma Telar.

¿CUÁNTO HABLAN DE POLÍTICA LAS FAMILIAS CHILENAS?

El 18 de octubre de 2019 en Chile fue un periodo en que la expectación de las personas sobre los objetos políticos logró adherencia en el diálogo familiar. Antes de ese periodo, las familias conversaban menos sobre este tipo de acontecimientos, en parte por una veda implícita de los propios jefes de hogar. Es más, en muchas casas “no hablar de política ni de religión” era una declaración para mantener la armonía de sobremesa. Sin embargo, el estallido social rompió esa restricción y la familia chilena comenzó a “politizar” la sobremesa. En efecto, la reconfiguración del diálogo político en casa fue uno de los factores que incidió en las preferencias del plebiscito y las elecciones recientes. El aumento de la participación en jóvenes y sectores populares, así como los “sorpresivos” resultados en los comicios presidenciales y de convencionales, fueron muestra de una transformación de los patrones de preferencia de los chilenos.

Los resultados que se muestran a continuación responden a los primeros hallazgos de un cuestionario sobre SFI aplicado a distintos paneles territoriales entrevistados (n=700). Cabe recordar que Plataforma Telar no tiene muestras representativas, sino que extrae respuestas a distintos grupos y estamentos elegidos de manera intencionada por su emplazamiento territorial o actividad. Si bien se trata de paneles dedicados a observar las actitudes respecto de la convención constitucional, la incorporación de preguntas relacionadas con SFI permitirá auscultar el cambio de la conversación política del hogar luego del estallido social de octubre de 2019, además de describir los grupos etarios que han manejado esa conversación.

El primer gráfico muestra el cambio del debate político en las familias luego del 18 de octubre de 2019. En esta sección se observa que un 58% de las personas encuestadas responde que la conversación política dentro de la familia ha aumentado, mientras que el 38% señala que se ha mantenido igual. En esto, es interesante constatar un exiguo 6% que declara que esa conversación ha bajado luego del estallido. Todo esto demuestra que el 18-O generó un efecto politizador y de apertura al diálogo democrático al interior de las familias, que ha perdurado en el tiempo y reforzado con la seguidilla de elecciones en los años 2020 y 2021.


Gráfico 1


Sin embargo, el retorno de lo político en los hogares se hizo esta vez con jóvenes socializados en las marchas reivindicativas y que desconfiaban de la política tradicional. Esta activación política, se reforzó cuando el encierro en pandemia trasladó la vida pública a la vida privada. En esa dinámica, la conversación política logró ingresar a la familia con una generación altamente comprometida con los fenómenos políticos y, en muchos casos, primera generación universitaria. Tal y como anunciamos con Macarena Valenzuela antes de las elecciones presidenciales, “la tradicional socialización política se invirtió del hijo o hija hacia el padre o madre”.

El gráfico 2 muestra los resultados de una pregunta de opción múltiple respecto de los integrantes de la familia que suelen mantener conversaciones políticas. En esta ocasión sólo se consideraron respuestas de personas mayores de 40 años. En ella es posible observar que el 52,7% de las personas entrevistadas señalaron a sus hijos/as, mientras que el 46,2% marcaron a la pareja.


Gráfico 2


En el mismo sentido, se le preguntó a las personas respecto de la edad aproximada de las personas que tienen mayor interés dentro de la familia en mantener una conversación política. Los resultados preliminares entregan pistas interesantes (Gráfico 3), pues se constata que los entrevistados declaran con mayor frecuencia a personas jóvenes entre 15 y 39 años. Este resultado implica un quiebre a la creencia convencional de apatía juvenil en temas políticos, así como también la idea de que círculos familiares bloquean la discusión política de las personas más jóvenes.


Gráfico 3


IMPLICANCIAS DE LA SFI EN EL PLEBISCITO DE SALIDA

Desde el plebiscito de entrada de 2020, muchas personas mayores de 45 años dejaron de participar e interesarse en el proceso político chileno. El fenómeno responde a una especie de “desafección tardía”, pues durante mucho tiempo este segmento etario era el que mantenía a flote los indicadores de participación. El cambio de la composición generacional del voto no ha tenido muchas respuestas en la investigación social. En algunas entrevistas se ha indagado la idea de la “culpa generacional desmovilizante” de los más adultos provocada por un emplazamiento desde los hijos/as activos e interesados en política sobre padres/madres pasivas, acusados de inacción ante las malas prácticas políticas en el país.  

Esta desafección tardía de los adultos es un escollo que debe ser subsanado en un contexto de voto obligatorio para el plebiscito de salida. Ciertamente que para la aprobación del texto no es suficiente la fórmula de irrupción juvenil y desafección adulta. Además, este último grupo es el más susceptibles al aumento de la contaminación informativa mediante noticias falsas o de procedencia dudosa, así como también tienen menores sentimientos positivos hacia la convención y bajas evaluaciones sobre su desempeño. El siguiente gráfico es un corte discrecional en los 35 años para observar en el tiempo la pregunta sobre evaluación de 1 a 7 de la CC. En ésta se constata que la brecha de evaluación positiva entre un grupo y otro se ha acentuado en las últimas mediciones.


Gráfico 4


En este sentido, es relevante el rol de socialización política que pueden cumplir las nuevas generaciones dentro del núcleo familiar. El borrador constitucional está estructurado sobre conceptos y significados que hacen mucho sentido a los más jóvenes pero que llenan de suspicacia a los mayores. Convencer a la generación desafectada es una tarea que no solo se jugará en los medios de comunicación y en los territorios, se jugará también, y de manera mucho más decisiva, en la interacción política de jóvenes y adultos en la vida cotidiana de los hogares.


NOTAS Y REFERENCIAS

[1] Los trabajos de la investigadora, los encuentra en el siguiente link https://scholar.google.cl/citations?user=dfWqx0oAAAAJ&hl=en

REFERENCIAS

Connell, R. W. (1972). Political Socialization in the American Family: the Evidence re-examined, Public Opinion Quarterly, Volume 36, Issue 3, FALL 1972, Pages 323–333, https://doi.org/10.1086/268014

Dahlgaard, J. (2018). Trickle-Up Political Socialization: The Causal Effect on Turnout of Parenting a Newly Enfranchised Voter. American Political Science Review, 112(3), 698-705. doi:10.1017/S0003055418000059

Dowse RE, Hughes J. (1971).  The Family, the School, and the Political Socialization Process. Sociology. 5(1):21-45. doi:10.1177/003803857100500103

Linimon, A., & Joslyn, M. (2002). Trickle Up Political Socialization: The Impact of Kids Voting USA on Voter Turnout in Kansas. State Politics & Policy Quarterly, 2(1), 24-36. doi:10.1177/153244000200200102

McDevitt, Michael & Steven Chaffee (2002) From Top-Down to Trickle-Up Influence: Revisiting Assumptions About the Family in Political Socialization, Political Communication, 19:3, 281-301, DOI: 10.1080/01957470290055501

Niemi, R. G., Hepburn, M. A., & Chapman, C. (2000). Community service by high school stu- dents: A cure for civic ills? Political Behavior, 22, 45–69.

Ortellado, Pablo and Moretto Ribeiro, Márcio and Kessler, Gabriel and Vommaro, Gabriel and Rodriguez-Raga, Juan Carlos and Luna, Juan Pablo and Heinen, Eduarth and Cely, Laura Fernanda and Toro, Sergio, Old Adults Are More Engaged on Facebook, Especially in Politics: Evidence From Users in 46 Countries (May 4, 2021). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3839688 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3839688

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